Turismo foodie en Madrid: dónde comer cerca del Palacio Real
Visitar el Palacio Real de Madrid es una experiencia imprescindible para todo viajero que recorra la capital de España. Con su majestuosidad histórica, jardines imperiales y vistas al Campo del Moro, este enclave atrae a miles de personas cada día. Sin embargo, una vez que finaliza el recorrido real, la siguiente pregunta es inevitable: ¿dónde comer bien por la zona?. Si eres de los que disfruta el turismo con cuchara y copa en mano, esta guía foodie es para ti.
1. La Lonja del Mar: el santuario del marisco en Madrid
A escasos metros del Palacio, justo frente a su fachada oriental, se encuentra La Lonja del Mar, un restaurante que ha convertido la experiencia marina en arte gastronómico. Es ideal para quienes buscan productos del mar con la frescura de una lonja gallega, pero con el refinamiento de la alta cocina madrileña.
Recomendamos reservar en su terraza con vistas, especialmente al atardecer. Entre sus imprescindibles están el bogavante azul a la brasa, los chipirones con alioli de tinta, o el tartar de atún rojo con aguacate. Además, su selección de vinos blancos y espumosos realza el sabor de cada plato.
Para quienes prefieren un tapeo informal, la zona de barra ofrece una experiencia más desenfadada, pero igual de cuidada.
2. Taberna del Alabardero: tradición con solera
Ubicada en la calle Felipe V, a menos de cinco minutos a pie del Palacio, esta taberna centenaria combina recetas clásicas con elegancia castellana. El cochinillo confitado, las croquetas de jamón ibérico, o el rabo de toro estofado son apuestas seguras para quienes buscan sabores tradicionales con una ejecución impecable.
El local, con su aire señorial y decoración clásica, te transportará a otra época. Ideal para almuerzos pausados o cenas de ocasión. Tienen menú degustación con maridaje, y en fines de semana suele haber música en vivo.
3. San Miguel: mercado gourmet y tapas para todos
A dos pasos de la Plaza de Oriente se encuentra el Mercado de San Miguel, una joya para los sentidos. Este mercado centenario ha sido reconvertido en espacio gastronómico, ideal para quienes quieren picar algo rápido sin renunciar a la calidad.
Dentro encontrarás más de 20 puestos con propuestas que van desde ostras frescas, paellas individuales, y pintxos vascos, hasta sushi, quesos artesanos, y dulces tradicionales. Perfecto para grupos con gustos variados o familias con niños.
Recomendamos buscar un hueco en la barra central, pedir una copa de cava o vermut, y dejarse llevar por los aromas del lugar.
4. DCorazón: cocina fusión con alma creativa
En la cercana calle Mayor, encontramos este restaurante de aire moderno que fusiona sabores mediterráneos y latinoamericanos. Su carta cambia cada temporada y sorprende con combinaciones originales como el pulpo a la brasa con chimichurri, los gnocchi de boniato con trufa, o los tacos de carrillera ibérica con guacamole.
El espacio destaca por su decoración vanguardista, ideal para los que buscan un ambiente cosmopolita. Muy recomendable para cenas de pareja o almuerzos con amigos foodies.
5. Café de Oriente: elegancia con vistas históricas
Justo en la Plaza de Oriente, frente a los jardines y al teatro Real, se encuentra este clásico de la restauración madrileña. El Café de Oriente combina historia, estilo y una carta cuidada basada en producto de temporada.
Entre sus platos más destacados están el solomillo de vaca con foie, los calamares en su tinta con arroz meloso, y los postres de autor como la tarta de queso al horno. También tienen una carta de vinos generosa y personal de sala experto que sabrá guiarte en cada elección.
El comedor abovedado en la planta inferior está excavado sobre antiguas cuevas, lo que da un encanto especial a las cenas nocturnas.
6. El Anciano Rey de los Vinos: vermut, tapas y solera
Fundado en 1909, este pequeño local frente a la Catedral de la Almudena es famoso por su vermut de grifo y sus tapas clásicas castizas. Pide una ración de torreznos crujientes, patatas revolconas, o su bocadillo de calamares con pan de cristal.
El ambiente es informal, siempre animado, y con clientela tanto local como extranjera. Su terraza al sol es perfecta para un almuerzo relajado después de visitar la catedral.
7. Corral de la Morería: cena y flamenco en mayúsculas
Aunque es conocido por su espectáculo de flamenco, el Corral de la Morería también ofrece una de las experiencias gastronómicas más completas de la zona. Con una estrella Michelin, su menú combina cocina española contemporánea con ingredientes de temporada y presentaciones artísticas.
Disfrutar de un menú degustación mientras suena una guitarra flamenca en vivo es una vivencia irrepetible. Ideal para quienes buscan una noche mágica en Madrid, con todos los sentidos activados.
8. Croquetería Ven y Verás: un homenaje a la croqueta
Para un bocado rápido, sabroso y diferente, esta pequeña croquetería en la calle Mayor es una parada curiosa. Ofrecen más de 15 variedades de croquetas artesanas: desde las clásicas de jamón ibérico, pollo al curry, hasta otras más originales como cabrales con pera o choco en su tinta.
Perfecto para llevar o tomar de pie con una cerveza artesanal madrileña. Una opción distinta, asequible y deliciosa.
9. Restaurante Botín: el más antiguo del mundo
No podía faltar en esta ruta el legendario Botín, reconocido por el Guinness como el restaurante más antiguo del mundo (fundado en 1725). Su horno de leña aún cuece el cochinillo asado y el cordero lechal como hace siglos.
Aunque es muy frecuentado por turistas, sigue siendo un referente de la cocina castellana. Las paredes de piedra, la bodega y los uniformes del personal contribuyen a una experiencia única.
Una comida aquí es como una visita a un museo vivo del sabor.
10. Rutas y recomendaciones finales
Si dispones de poco tiempo, puedes combinar varios de estos sitios en una ruta gastronómica de tapas. Por ejemplo:
- Empezar con vermut y croquetas en El Anciano Rey
- Tapear por el Mercado de San Miguel
- Disfrutar de un pescado en La Lonja del Mar
- Finalizar con un café en Café de Oriente
Todos los restaurantes mencionados están a menos de 10 minutos andando del Palacio Real, por lo que la ruta es accesible, sabrosa y muy madrileña. Además, combinan estilos, precios y experiencias para todo tipo de viajero foodie.